Hoy
iniciamos una transformación, pero no destructiva para hundir aún más en la
pobreza a un país que cuenta con todo para conquistar las estrellas. Conozco los derramamientos de sangre que hemos
padecido a cambio de construir un país libre y próspero para todos, todas y
todes. Desde este elevado cargo haré lo imposible por rescatar de la pobreza
histórica a más de 50 millones de mexicanos para elevarlos al mínimo nivel
aceptable por la más elemental dignidad humana.
Entiendo que 70 millones de mujeres tienen sus esperanzas fundadas en mi
desempeño presidencial, no las defraudaré, no defraudaré a nadie. Entiendo que debo
buscar en los países altamente desarrollados las claves para erradicar la
miseria y detonar nuestra prosperidad a alturas inimaginables. La democracia
requiere de un eficiente estado de derecho en el que se respeten las reglas del
juego entre los participantes, sin excepción alguna. Para lograrlo resulta
indispensable el nombramiento de árbitros autónomos e independientes,
instituciones poderosas que sometan al rigor de la ley tanto al gobierno como a
los concursantes en una contienda limpia y confiable, en el contexto de un
poderoso y legítimo ambiente de certeza jurídica.
Vine a liderar una
revolución económica y social inspiradora y auténtica. Vine a devolverle la
esperanza a cada uno de ustedes. ¿A dónde vamos sin confianza en las
instituciones, con una temeraria concentración del poder, con inseguridad
económica y jurídica, con conflictos sociales, con impunidad y corrupción, sin
protección de los derechos de las personas y con crisis constitucionales entre
los poderes federales?
Eliminaré
las barreras políticas, las jurídicas, las económicas que han impedido nuestro
progreso. Garantizaré que cualquier ciudadano tenga la oportunidad de
prosperar, pero no sobre la base de regalar dinero ni de lucrar con la
desesperación de nuestros compatriotas. Entiendo la prosperidad sobre la base
de crear empleos productivos en alianza con los empresarios que apuesten a sus
recursos en un conjunto armónico de beneficios recíprocos. Si la clave para
detonar la prosperidad consistiera en regalar el ahorro público, todos los
países seguirían esa estrategia en favor de sus nacionales.
Es imposible evolucionar en un
país dividido, solo juntos podremos superar los enormes desafíos que
enfrentamos. El diálogo será el eje de mi gobierno, sin espacio para la
intolerancia.
Tengo un doctorado en una
universidad norteamericana, no me avergüenza hablar el inglés y el español, mi
lengua nativa. Es falso que yo solo haya aprendido a robar durante mi estancia
en San Francisco, por lo que con mis conocimientos vengo a pavimentar el camino
de México hacia la modernidad mediante una revolución tecnológica.
Si queremos ser competitivos, debemos hacer de la tecnología uno de los pilares
fundamentales de nuestra revolución económica. Convertiremos a nuestro país en
un productor y exportador de soluciones tecnológicas con nuestros ingenieros,
científicos y emprendedores. Desde hoy, nos proponemos convertirnos en un país
que no solo consuma tecnología, sino que la exporte al mundo. La educación
será la piedra angular de este gobierno, con especial énfasis en la tecnología
y las habilidades del futuro, sin olvidar el acceso universal a la salud.
Juntos, empresarios, sector académico,
gobierno y trabajadores titulares de una mano obra calificada, desarrollaremos
tecnologías hechas en casa, desde la inteligencia artificial, la robótica,
hasta la biotecnología y las energías renovables. Mi gobierno logrará
resultados en el corto plazo. El futuro no espera y yo no llegué al poder para
esperar, sino para impulsar una nación competitiva y moderna invirtiendo en
nuestra gente para hacer florecer el gran talento mexicano.
El futuro es digital, y nosotros seremos
sus protagonistas. La modernidad no será un privilegio importado, sino una
realidad creada con nuestras ideas y nuestra capacidad de innovar. Hoy comienza
un nuevo capítulo donde la tecnología será la columna vertebral de nuestra
economía, y donde cada uno de ustedes, nuestros empresarios, científicos y
ciudadanos, será parte de este gran proyecto nacional.
¡Conciudadanos!: Confío en
ustedes, confíen en mí. ¡Viva el México moderno!
PD: texto del primer discurso
pronunciado por la primera jefa de Estado mexicana, según mi próxima novela
intitulada: “Se los dije…”